Este es uno de los casos más curiosos en la historia de los Juegos Olímpicos. Dora Ratjen nació en Alemania en 1918. Desde su nacimiento hubo dudas acerca de su sexo. A los 9 meses se enfermó de pulmonía y sus padres le pidieron al doctor que la atendió si es que podía revisarle los genitales. El doctor no le prestó mucha atención y les dijo que sí era niña. A partir de ese momento, sus padres decidieron criarla como tal.
Dora Ratjen sufría de una malformación en los genitales. |
Sin embargo, la confirmación de las sospechas sobre su sexualidad llegarían dos años después cuando logró la medalla de oro en el Campeonato Europeo al obtener la marca de 1,70 m., récord mundial. En el tren de regreso a casa, el maquinista le avisó a la policía que había un hombre disfrazado de mujer. Fue sometida a un examen médico, el cual dictaminó que sí era hombre y que sufría de hipospadias, además de microfalosomía y criptorquidia, trastornos en sus genitales que hacían que estos fuesen casi imperceptibles. Fue acusada por fraude contra el Tercer Reich. Sus marcas, récords y trofeos fueron anulados, incluidos la marca olímpica y su medalla de oro.
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