martes, 8 de julio de 2014

Dora Ratjen, la atleta que resultó ser hombre

Este es uno de los casos más curiosos en la historia de los Juegos Olímpicos. Dora Ratjen nació en Alemania en 1918. Desde su nacimiento hubo dudas acerca de su sexo. A los 9 meses se enfermó de pulmonía y sus padres le pidieron al doctor que la atendió si es que podía revisarle los genitales. El doctor no le prestó mucha atención y les dijo que sí era niña. A partir de ese momento, sus padres decidieron criarla como tal.
 
Dora Ratjen sufría de una malformación en los genitales.
En su adolescencia, la joven Dora empezó a notar que algo no andaba bien con su cuerpo. Se sentía hombre, pero todo el mundo la trataba como mujer. A los 15 descubrió el atletismo, que le sirvió como un refugio ante las dudas de su condición sexual. Se especializó en el salto alto y participó en los Juegos de Berlín 36' gracias a la descalificación de la mejora saltadora del momento, Gretel Bergmann. En estos Juegos quedó en cuarto lugar gracias a un salto de 1.58 m. y estuvo a punto de subir al podio.
 
Sin embargo, la confirmación de las sospechas sobre su sexualidad llegarían dos años después cuando logró la medalla de oro en el Campeonato Europeo al obtener la marca de 1,70 m., récord mundial. En el tren de regreso a casa, el maquinista le avisó a la policía que había un hombre disfrazado de mujer. Fue sometida a un examen médico, el cual dictaminó que sí era hombre y que sufría de hipospadias, además de microfalosomía y criptorquidia, trastornos en sus genitales que hacían que estos fuesen casi imperceptibles. Fue acusada por fraude contra el Tercer Reich. Sus marcas, récords y trofeos fueron anulados, incluidos la marca olímpica y su medalla de oro.
 

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